Quien quiere cambiar las cosas, busca la manera. Quien no, busca la excusa.

18.9.12

Monólogo de Electra

Monólogo de Electra
Stavros Vavoúris*
Sorpresivamente me cautivaba la idea
de que podía expulsar
personas y cosas como una lanza;
que era posible que tomara forma de
    guillotina
sobre nucas culpables
que podía elevarme
oscura como ciprés
inalcanzable como destino.
La idea de que podía cruzar indiferente
con una satánica sonrisa imperceptible
multitudes rabiosas y enfurecidas en mi contra
me disolvía.
Me atravesaba, con espasmos casi de placer, el
    pensamiento
de que podía
encontrarme en el último escalón del patíbulo
con desprecio
mientras una turba deslumbrada
por el mal esperaría hasta el final
que rompiera en sollozos.
Sorpresivamente me cautivaba
sí, me volvía loca la idea
de que era posible que tomara el tono
de ceniza irrevocable
ensombreciendo y aniquilando la luz del sol
que tanto la había encendido y embriagado.

*Véase La Jornada Semanal núm. 679, 9/ III /2008. El poema que presentamos está tomado de La poesía griega. Antología y gramatología, de Aléxandros Argyríou, t. v. Ediciones Sokolis.
Versión de Francisco Torres Córdova

13.9.12

En mi Ausencia

No, no estoy en Babia ni buscando gamusinos; no, no vivo anestesiado, dormido, no pretendo ser tragado por el asfalto.
Recorro este cementerio de nácar y hormigón armado, de sajones y normandos; negros, rojos y blancos; de victimas y victimarios, de cáritas y bancos; camino, circulo con los ojos en blanco, y no es que esté castrado por el ruido, por el peso asesino y esclavista de las mastercards en mis bolsillos.
No soy otro rehén de este bromuro por exceso de cloro en mi agua, las hormonas en mi leche, los pesticidas en la fruta; No, ¡es qué no estoy dormido! No estoy derrotado o comatoso y no, no estoy soñando.
Es que yo, yo ya soy cambio, yo soy todo, y sóo un símbolo del fin de este mundo, de la vida que deviene de las manos y los pies ajados de las que aún no tienen un trozo de nube que echarse a la boca.
En toda mi debilidad, en mis ojos en blanco, en mi ausencia vuestro mundo ya ha muerto.